Tras un largo conflicto, el destacado biblista argentino Dr. Ariel Álvarez Valdés abandona el sacerdocio.
Debemos recordar el planteo que dio origen a esta lastimosa decisión.
En agosto del 2008, a poco de asumir como obispo de Santiago del Estero, monseñor Polti prohibió al presbítero Dr. Ariel Álvarez Valdés que continuase ejerciendo su apostolado de dar a conocer la Palabra de Dios en forma sencilla y creíble, difundiendo de ese modo los nuevos e importantísimos logros alcanzados por la teología bíblica.
Curiosamente, el obispo Polti, proveniente del Opus Dei, argumentó que las enseñanzas del Padre Álvarez Valdés producían "perplejidad" en sus lectores y oyentes.
El suplemento Valores Religiosos del diario Clarín dice en su edición del sábado 11 de marzo:
« La Santa Sede , si bien reconoció por escrito que el biblista santiagueño no tenía errores doctrinales, le cuestionó el hecho de haber "hecho públicas" tales enseñanzas, que podían generar confusión entre los fieles».
En razón de la medida dispuesta por su obispo diocesano, el P. Álvarez Valdés debía dejar sus cátedras de la Universidad Católica de Santiago del Estero y del Seminario Mayor Diocesano. Pero la interdicción le vedaba además, dictar todo tipo de conferencias sobre disciplinas teológicas. Coronando la censura, en un acto de severo confinamiento intelectual, el obispo prohibió la participación del sacerdote "en la organización y uso de medios de comunicación social, incluyendo Internet, ya sea a través de escritos, grabaciones, filmaciones y cualquier otro tipo de soporte".
Refiriéndose al Dr. Álvarez Valdés, el teólogo español Xabier Pikaza en su conocida columna de Internet, decía en oportunidad de conocer el silenciamiento que le era impuesto:
“Es un inmenso teólogo, una persona entrañable, un hombre comprometido por la Iglesia y la verdad del Evangelio, desde los más pobres, en Santiago del Estero, Argentina".
Y añade luego Pikaza: “quiero decir que es el biblista vivo que más me ha impresionado en los últimos 20 años, por lo que sabe y por lo que dice.”
Paradójicamente, el sacerdote sancionado es miembro de varios institutos de origen pontificio, que lo han honrado con distinciones.
Es también miembro de la Sociedad Argentina de Teología, de la Asociación Bíblica Española, de la Asociación Bíblica Italiana, y ha escrito innumerables obras de su especialidad, fundamentalmente libros de divulgación bíblica que han sido traducido a varios idiomas y que en nuestro país han tenido una enorme difusión a través de la Editorial San Pablo.
Álvarez Valdés presentó su renuncia al sacerdocio en julio de 2009, aunque siguió dialogando con el Obispado de Santiago del Estero tratando de armonizar posturas, pero sin llegar a ningún acuerdo, “debido a que se me puso como condición, en la última carta que me mandaron en noviembre del año pasado, que yo escribiera un artículo reafirmando la historicidad del relato de Adán y Eva, algo que para mí es inaceptable como biblista”.
La nota del Nuevo Diario de Santiago del Estero prosigue citando al teólogo: "Resulta triste que tenga que dejar el sacerdocio para poder dedicarme a la Biblia; pero desde hace casi dos años estoy impedido de hablar, escribir, publicar, enseñar o dar cursos, y todo por unas afirmaciones que resultan secundarias para nuestra fe, como es el caso de Adán y Eva, que no afectan ningún dogma", añadió.
Al hacer pública su decisión expresó: “Renuncio porque a partir de ahora quiero dedicarme a divulgar la Palabra de Dios, tal como me enseñaron en las universidades católicas y pontificias donde estudié, en Jerusalén donde hice la licenciatura, y en Salamanca donde hice el doctorado, y que siendo sacerdote diocesano me resulta imposible hacer por una prohibición”.
Si la Santa Sede reconoció por escrito que el biblista santiagueño no tenía errores doctrinales en su obra, y el obispo lo reduce a silencio por “haber hecho públicas” estas enseñanzas argumentando que pueden “generar confusión entre los fieles”, sería más provechoso brindar a todos los fieles la oportunidad de recibir una clara enseñanza para que no sucumba su fe, liberarlos así de lo aprendido en una catequesis anacrónica y considerarlos finalmente a todos como adultos responsables.
¿De qué otro modo podrían llegar los fieles laicos a ser discípulos misioneros?
3 de abril de 2010
“Estoy impedido de hablar, escribir, publicar, enseñar o dar cursos…” ( Ariel Álvarez Valdés)
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